viernes, 20 de agosto de 2010

Yo no sueño contigo


Yo no sueño contigo
ni juego con tus reglas
le tengo miedo al abismo
y no escapo a la ansiedad

afuera llueve un mar
las almas esta noche
no tienen calma
y vos estas tan
entre la carne y la piel

juego al ajedrez
de la mañana
en el bar de la pena
a la vuelta de tu espalda
y me agarra el amanecer
contando las dudas
que siempre dejan los ecos
de tus gemidos en mi alcoba

Pido otra copa y resucito
al As de Espadas de mi juicio
y es que soy como un niño inquieto
jugando a cazar madrugadas
encerrando en un bollòn
un puñado de anhelos
y dejando libre
solo el que más me gusta.

viernes, 13 de agosto de 2010

Comillas


Comillas es, sin duda alguna, una de las localidades más hermosas y conocidas de Cantabria. Durante la edad Media, Comillas fue una pequeña población que vivía de su pequeño puerto pesquero y de su actividad agrícola y ganadera.

A finales del siglo XIX, la historia de la población da un giro importante, gracias a Don Antonio López López, que tras emigrar a América y fundar importantes empresas navales y tabacaleras en la ciudad de Barcelona comienza a realizar importantes inversiones en Comillas. Debido a sus aportaciones para la guerra de Cuba, el rey le otorga el título de Marqués de Comillas.


El Palacio de Sobrellano.

De estilo neogótico, construido por el primer Marqués de Comillas entre 1882 y 1888, como palacio para alojar a su amigo el Rey Alfonso XII durante sus visitas a Comillas. Espectacular, aunque las visitas guiadas al mismo (3 € , 6 € si se incluye la visita a la Capilla Panteón) se hacen un poco breves. La decoración interior es modernista, e incluye una gigantesca mesa de billar y una de las primeras instalaciones eléctricas de España.
Al parecer, el primer marqués murió antes de que se finalizase la obra.

En 1888 se inauguró el palacio de Sobrellano, en el que se recogían diferentes tendencias, que iban desde el gótico civil inglés hasta el recuerdo de los palacios venecianos, pasando por un tratamiento de los relieves cercano a los mocárabes musulmanes.
En cualquier caso la estructura del edificio resulta muy poco gótica. El sencillo esquema palladianp (con un hall central distribuidor y escalera monumental de mármol blanco , con doble tiro e iluminación cenital por una claraboya de vidrieras policromas) genera un paralelepípedo casi perfecto, apenas roto por retranqueos. Tan monótono esquema se rompe a base de ornamentación, generosa en la fachada principal; mientras en la fachada zaguera mas contenida. Este palacio es en realidad un espacio para ser mostrado, un espacio de aparato cargado de objetos y elementos que reflejaban la personalidad de los marqueses de Comillas.


El Capricho de Gaudi

Esta residencia de verano se construyo en 1883 por encargo de Máximo Díaz de Quijano, concuñado del Marque de Comillas y con la dirección del arquitecto Cascante Colom según plano de Gaudi.

Sobre un impresionante zócalo de piedra, las fachadas muestran la alternancia de franjas horizontales de ladrillo visto y frisos de cerámicas con los motivos vegetales de la flor y la hoja de girasol, presentes también en el friso superior, en la torre y en los testeros de las aperturas.


Encima del porche de entrada, formado por columnas robustas con curiosos capiteles ornados con representaciones naturalistas de hojas de palma y golondrinas se alza la torre mirador, en cuyo interior una escalera de caracol permite subir hasta la arte más alta, acabada en un templete.

Tanto encima del porche como en la parte superior de la torre hay una barandilla circular de hierro con montantes que adoptan la forma de latigazo y tiene una decoración de hojas de parra.

Otros elementos destacados son los balcones de hierro, que cuentan con unos bancos de listones de madera para sentarse y un baldaquino, también de hierro, y las ventanas de guillotina, que al abrirse o cerrarse, suenan con tonos diversos, gracias unos contrapesos.

Hoy en dia se trata de un restaurante, yo recomiendo ir por lo menos una vez, hay que reservar.


Monumento al Marqués de Comillas

El indiano don Antonio López y López, cuyo ascenso económico y social había sido imparable desde su regreso de Cuba y el establecimiento de sus negocios en Barcelona, culminando con la concesión en 1878 del título de marqués de su villa natal (Comillas), como reconocimiento de Alfonso XII al apoyo económico y material prestado en la lucha contra la insurrección cubana.

A partir de este momento la villa de Comillas se personalizó en la figura del marqués levantando un Monumento a su memoria.

Se realizo en el prado de Ángel Pérez, amigo de López, que lo había regalado al pueblo para que acogiera al monumento. También el consistorio recaudo fondos para sufragara gastos. El proyecto de Cascante, que respeta Doménech, se erige con un original pedestal en forma de proa de barco y la columna sobre la que se levanta la estatua del marques. En ella abundan los temas marítimos y destacaban las estatuas de bronce, con las alegorías de las Antillas y Filipinas (durante la guerra civil se fundieron los bronces de las indias y escudos junto con la figura de López o hoy desaparecidas).



Ángel Guardián de Jose LLimona

El cementerio modernista de Comillas, construido en 1893 y encajado en una pequeña colina emite un aura de misterio y de contemplación.
Se encuentra coronado por el espectacular Ángel Guardián de Llimona, que custodia el cementerio y vela por el descanso eterno de las almas.

Cementerio Comillas

Luis Doménech y Montaner proyectara la reforma del cementerio integrando la las ruinas de la antigua ermita gótica en su estructura y proyectando una nueva cerca plagada de elementos pintorescos(pináculos ,cruces patadas ,arco de acceso).

Como creación paisajística, el proyecto de Domench, pretende enfatizar su aspecto de ruina , recortando sus perfiles con la inclusión de la escultura del Ángel Guardián de Jose LLimona (1894-1985),realizada en mármol y situándola sobre los muros en la nave de la antigua iglesia. Además Domench proyecta, para el cementerio, el panteón de familiar de D. Joaquín del Piélago, con la lapida sobre la ola retorcida por el latiguillo modernista.

Con una mínima actuación logra expresar la sensación de lo eterno, la calma solemne y ambivalente del ángel posando como un pájaro, pero, también de lo caduco a través de la constante presencia de la ruina. Porque aquellas ruinas tenían su historia: unos hechos que comienzan con el zafarrancho que se organizo en la misa de aquel domingo otoñal ya entrado el SXVI ,cuando una vieja del pueblo fue forzada a abandonar los sitiales reservados a los duques del infantado , feudatarios de aquellas tierras. Todos a una los feligreses juraron no volver a pisar esa iglesia y decidieron construir una nueva entre los vivos y al abrigo de los vendavales marinos, tierra adentro, en lo que hoy se denomina Bº la Iglesia. Hubo pleitos y mas pleitos y finalmente se decidió quitar la silla en cuestión pero el pueblo ya había decido abandonar la parroquia antigua y trasladar el culto a la ermita de S. Juan (que hoy ocupa el Ayto).

Tardaron dos o tres siglos en hacer la nueva iglesia, a costa de su día de fiesta y aquella quedo abandonada.